Este perro casi de
peluche es adorable con lo niños; como no es belicoso, se cree que fue creado
solo para ser mascota sin ningún objetivo de trabajo, le gusta y adora estar
acompañado. Se cree que el carlino es
originario de Holanda, dado que William de Orange llevó consigo
algunos a Gran Bretaña cuando ascendió al trono en 1689. Pero algunos perros
similares vistos en porcelanas y cuadros chinos sugieren que puede venir de una
raza oriental más antigua, tal vez una versión del pekinés con pelo suave y
patas más largas.
Este carlino es fuerte de cuerpo cuadrado, macizo y un pelo bruñido que se
presenta en color gamuza, albaricoque, plata, negro, todos con el hocico negro y
orejas aterciopeladas. Los lunares que pueda tener en la cara arrugada se
consideran marcas de belleza. Lleva la cola bien enroscada, y los mejores
ejemplares la llevan hasta con una vuelta doble. El andar garboso y bamboleante
de las patas cortas y rectas es bastante característico.